En Manhattan se ven muchas banderas de Cuba, aunque dice Carlos que no tantas como en Miami. Aquí hay muchos cubanos que salieron de Cuba en los primeros días de 1959. Y sus hijos, nacidos en Estados Unidos, que también se reivindican como cubanos. Estas banderas de Cuba representan la añoranza de lo que perdieron, el deseo de volver. Simbolizan un sentir que cantó Gloria Estefan, la exaltación del amor por la tierra, el dolor por estar lejos. También le sirven al cubano de Nueva York para mostrar el orgullo de serlo. Es la reivindicación de los orígenes que tanto gusta al neoyorquino hijo de emigrantes. La bandera de Cuba preside una fiesta de cubanos de Queens. Comen camarones, tostones, pollo y frijoles. Escuchan música de Compay y de Celia Cruz, beben buen ron y rehúsan hablar de política. Discuten de beisbol a gritos, alabando o denostando a los Yankees. Celia dice que la mayoría son contrarios a la revolución, pero que los hay que la apoyan. También cuenta que todos tienen presentes a sus familiares en la isla y que no les gustó la última medida sobre el endurecimiento del bloqueo. Algunos no han vuelto a Cuba, pero otros dicen que van todos los años y que van a seguir haciéndolo.
La bandera de Cuba se exhibe en España como muestra de apoyo a la revolución. Representa la utopía conseguida en un país caribeño que resiste a noventa millas del enemigo imperialista. Encarna la superación de la lucha de clases, el acceso a una educación y a una sanidad de calidad. A veces se entremezcla con la bandera del Ché en fiestas de solidaridad con el pueblo cubano y contra el bloqueo de los Estados Unidos. Preside un mostrador donde se recogen material escolar y medicinas que enviarán a la isla para aliviar los efectos del bloqueo y de una economía ineficiente. Aparece en los puestos que ponen los comunistas en las fiestas de los barrios, donde se sirven mojitos y se toca a Compay Segundo, a Silvio Rodríguez y a Carlos Puebla. Y todos hablan de Cuba. Los que sueñan con conocerla y los que quieren volver.
La bandera de Cuba ondea en casi todos los rincones de la Habana. Se muestra por el orgullo de ser cubano y de ser socialista. Algunos la exponen por otras razones, motivos que nunca se atreven a contar. Se exhibe en los soportales de las casas elegantes de la Rampa y colgadas de las ventanas de algún piso decrépito de Centro Habana o la Habana vieja. Aparece como fondo de un mural con consignas revolucionarias. Es una bandera nacionalista que reclama el derecho de los cubanos de Cuba a decidir por sí mismos. Es un canto a la resistencia frente a los envites del enemigo, a la revolución del pueblo, a las conquistas sociales. Se luce en las fiestas que organizan los comités de defensa de la Revolución, donde se escucha a Compay y a la vieja trova santiaguera, donde se bebe mal ron de la bodega y donde jóvenes prometedores se enzarzan en discusiones marxistas. En ellas también se habla de béisbol a gritos, del glorioso equipo de Pinar del Río. Y comen tostones y arroz con maíz. Y pollo y camarones cuando se consiguen. Y todos hablan del placer de vivir allí, de gozar de la vida a su ritmo.
La bandera de Cuba representa lo que uno quiere. Se exhibe en mucho lugares, por gentes diversas. El ideario colectivo invita a interpretarla de forma diferente en distintos contextos. Pero para todos es el símbolo de Cuba, la tierra que aman. Cada uno a su manera.
"De mi tierra bella, de mi tierra santa,
oigo ese grito de los tambores y los timbales
al cumbanchar.
Y ese pregón que canta un hermano,
que de su tierra vive lejano
y que el recuerdo le hace llorar,
una canción que vive entonando
de su dolor, de su propio llanto,
y se le escucha penar."
Mi Tierra, Gloria Estefan
Puede que algún machete
se enrede en la maleza;
puede que algunas noches
las estrellas no quieran salir;
puede que con los brazos
haya que abrir la selva,
pero a pesar de los pesares,
como sea, ¡Cuba va!
¡Cuba va!, Silvio Rodríguez
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