martes, febrero 21, 2006

El inventor de utopías
Ese chico flaco y desgarbado, de melena larga y negra, que grita "libertad" subido en un poste al que se sujeta con sus vaqueros de campana gastados, sueña con cambiar el mundo. Sólo conoce la dictadura y casi no se imagina la forma del valor que reclama desde lo más hondo de su pecho. Los textos prohibidos conseguidos de manos de sindicalistas curtidos en luchas obreras descarnadas son su única ventana a un universo que casi no se imagina. Escribe sus sueños, de la vida y del amor, en poesías inocentes de adolescente, gastando las horas muertas mientras sirve de soldado de reemplazo. Todavía no sabe que un día se levantará encorajinado antes del alba y cortará una autopista del extrarradio de Madrid para pedir que construyan una pasarela por la que cruzarla para llegar a la parada del autobús. Ni que un día se concentrará delante de la prisión de Carabanchel gritando “amnistía” con la misma energía que empleaba colgado de aquel poste. Tampoco es consciente de que los ecos de sus palabras harán desaparecer de las memorias la imagen de una mujer doblando el espinazo mientras acarrea agua de las fuentes. Un día verá esfumarse los fangales que rodean las infraviviendas entre las que vive, que más tarde desaparecerán también, cuando las horas robadas a los suyos hayan servido para que muchos puedan llamar hogar a sus casas. Y después verá como nuevas utopías van dejando de serlo, golpe a golpe, hecho a hecho. Ese chico flaco dejó de serlo hace tiempo. Las canas empiezan a cubrir su pelo, cada vez más escaso. Y la gordura ha hecho olvidar aquel perfil de aprendiz de roquero que trataba de emular a Mick Jagger. Han querido arrodillarle muchas veces, pero sigue inquebrantable. Sigue inventando utopías, fiel a unos ideales, en ocasiones prestados, que nunca se ha molestado en racionalizar. Aunque ha cambiado, sigue siendo el mismo jovenzuelo flaco lleno de ilusiones, dispuesto a embarcarse en una nueva batalla, capaz de cambiar el mundo que le rodea, capaz de dar vida a nuevas utopías, como el agua a la madreselva. A veces inconsciente, quizás no sepa nunca que su mejor legado son sus principios, que subyacen en cada paso que dan los que han hecho de ellos una forma de vida. 
“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.
Eduardo Galeano.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me alegro mucho de tenerte de nuevo entre nosotros. No dejes de cultivar tu vena creativa, que nos da vidilla. Un abrazo.

10:34 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Gracias por volver de nuevo a deleitarnos con tus reflexiones. Esta mañana, he visto de nuevo al chico flaco, medio loco, que gritaba libertad subido a un poste. Le he visto irse al trabajo tan íntegro como cada día, cabizbajo, buscado la utopía.
No dejes pasar tanto tiempo sin escribir, te echábamos de menos. Un abrazo,

3:44 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

es blog es demasiado complicado para mi.. no puedes escribir en ingles o hebreo? o frances???

tali

10:26 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hola Sergio,

Entre en tu blog, a mi esto de los blogs me tira mucho porque soy muy cotilla, y realmente me engancho. Empece a leer y no me pude separar del ordenador hasta que termine con todas las impresiones que alli habias dejado
para compartir con cotillas como yo.

Seguramente, el que estuviese escrito desde el extranjero me hizo conectar con esa nostalgia que se entrelee en casi todos tus escritos... Bueno,pues
eso, que te animo a que continues!!!

Besos.

Di.

6:31 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home

eXTReMe Tracker