Nombre de mujer en omisión
Recuerdo su cara de sorpresa cuando le pedí que se quedara conmigo. No sé si pareció contenta, pero se quedó y alargamos juntos la noche anterior un día más. No sé dónde fuimos. Tampoco recuerdo de lo que hablamos. La imagen de su mirada podría ser de otro día. Ella aparecía y se marchaba, entre mis idas y venidas, desde la noche en que nos conocimos en aquella residencia de estudiantes de Salamanca. A veces me pregunto por qué desapareció sin decir adiós, por qué nunca volvió de su último viaje a Salamanca. Aquel día me quedé esperándola, como tantas otras veces. Pero esa vez no apareció con mis pasteles favoritos a regalarme su presencia. De eso hace ya más de siete años. No he vuelto a verla.