El horizonte
Y ella, que siempre había soñado con llegar al horizonte, con alcanzar esa línea que une el cielo y el mar, echó a correr en su búsqueda, abandonando todo lo que poseía. Se olvidó de sus recuerdos, borró la imagen de sus vivencias y se encaminó con paso decidido hacia el frente, convencida de que una vez se encontrara del otro lado podría iniciar una vida nueva.
El día que se despertó angustiada en medio de un sueño, empapada en el sudor de su desvarío, descubrió que se encontraba atrapada en tierra de nadie, lejos de un horizonte que seguía perfilado en el infinito, a la misma distancia que cuando había salido en su búsqueda. Quiso regresar a aquel lugar imperfecto que un día le había pertenecido, pero al echar la vista atrás no encontró nada. El mundo que abandonó había desaparecido a la misma velocidad con la que perseguía esa línea maldita.